¿Quién apaga a quién?

Ojo por ojo
Álvaro Cueva

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2010-10-24•Acentos

Lo menos importante del apagón analógico es el apagón analógico. ¿A poco usted cree que autoridades y empresarios están muy preocupado por ofrecernos más y mejor televisión?

Éste es un cuento de poder, un cuento que va de lo sórdido a lo absurdo y se lo voy a demostrar. Tome nota.

Por una circunstancia tecnológica global ajena a la mala voluntad de algunos de los miembros de la industria de la televisión mexicana, existe la necesidad de pasar de la televisión analógica a la televisión digital.

Esto es una cuestión más técnica que editorial. Palabras más, palabras menos, es dejar de transmitir como la televisión había estado transmitiendo antes y comenzar a transmitir la señal aire desde una perspectiva más amplia.

¿Qué significa esto? Más imagen, más sonido y, lo más interesante, más canales.

¿Por qué más canales? Porque haga de cuenta que donde antes había un canal ahora va a haber diez.

Sí, yo sé que a lo mejor a usted, como a millones de mexicanos, esto ni le llama la atención ni le interesa, pero le voy a dar un dato que tal vez modifique las cosas: televisión es poder.

Si antes, con la televisión como estaba, una o dos empresas eran capaces de definir el rumbo del país a través de la difusión de eventos como las campañas electorales para la Presidencia de la República, imagínese esto mismo, pero con una televisión digital.

Es tremendo porque, en caso de que las frecuencias queden en manos de las mismas personas que las han manejado siempre, multiplicaría muchísimo su poder.

¿Y si las frecuencias no quedaran en las mismas manos? ¿Y si un tercer competidor tipo Carlos Slim aprovechara estas modificaciones para disminuirle el pastel a los demás? ¿Se imagina lo que pasaría si esto sucediera?

¿Ahora entiende lo que se está jugando aquí? No es la televisión digital. Ni siquiera es televisión. Es poder.

A diferencia de lo que está pasando en otras partes del mundo, que ya se están digitalizando, México tenía contemplado hacer la transición de televisión analógica a digital hasta el año 2021.

Pero Felipe Calderón anunció, en septiembre, que todo esto se iba a adelantar para 2015. ¿Por qué? Nadie sabe, nadie supo.

Mucha gente se fue con el primer impacto de esta nota, comenzó a alucinar sobre lo que esto significaría para el pueblo de México y no se dio cuenta de la ausencia de detalles logísticos.

Un adelanto de 2021 a 2015 no se puede anunciar si no se avisan, al mismo tiempo, detalles básicos como: ¿quiénes se van a quedar con los nuevos canales? ¿Los concesionarios que ya están, nadie u otros empresarios?

¿Por qué Felipe Calderón no quiso dar detalles? Porque realmente no estaba hablando de la televisión digital, estaba metiéndole un susto a los líderes de la industria de la televisión mexicana.

El partido del Presidente va sin nada y sin nadie para las siguientes elecciones, tanto en el Estado de México, como en la grande de 2012.

Anunciar lo de la televisión digital fue un mecanismo de presión, un: “Si no me apoyas, te meto en broncas”.

Lo más impresionante de esta historia es que, como usted sabe, hace unos cuantos días la Suprema Corte de Justicia de la Nación echó abajo el anuncio de don Felipe por haberse tomado atribuciones que no le corresponden. ¿Cómo ve?

¡Pobre presidente Calderón! Le quiso meter un susto a la televisión, pero la televisión le terminó metiendo un susto a él. ¿Quién apaga a quién?

Aquí no ha pasado nada, nos vamos a digitalizar hasta 2021, no habrá competidores nuevos en la industria por muchos años, el poder continuará en las mismas manos y todo seguirá como hasta ahora rumbo a las elecciones del Estado de México en 2011 y rumbo a las elecciones presidenciales de 2012.

Lo más triste, además de la ausencia de autoridad del Presidente, es que, una vez más, nadie pensó en nosotros, nadie habló de un mejor país, ni siquiera de una mejor televisión. No existimos.

Y aquí hay una parte que me duele horrores: ¿es verdad que la televisión nos controla? ¿Somos tan ingenuos que si la televisión nos pide que votemos por alguien, lo hacemos así, en automático?

Piénselo bien porque en esta idea tan curiosa se están sustentando varias guerras y porque si la gente reflexionara más sobre lo que mira todos los días en la tele, tal vez ahora los temas serían otros. ¿A poco no?

¡Atrévase a opinar!

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Excelente post Maestro! para la reflexión, me lo reservo con tu permiso para
difundirlo con los cuates...

saludos