Twitter y el apagón Televisa

Ojo por ojo
Álvaro Cueva


Qué delicadas nos salieron las redes sociales en México. Nomás les dijeron unas cuantas frases en Tercer grado y no sólo montaron en cólera, convocaron a un boicot titulado “Apagón Televisa”.

Que si Televisa les tiene miedo, que si “el imperio” está temblando, que si “la democratización de los medios”, que si ahora sí llegó su hora. ¡Puras tonterías!

Si alguien ha promovido el uso de las redes sociales en este país ha sido Televisa, que en un insólito ejercicio de publicidad no pagada se la ha pasado convocando al público a que busque sus programas, a sus talentos y hasta a sus ejecutivos y productores en lugares como Twitter y Facebook.

¿Usted cree que si Televisa no estuviera consciente de la importancia de las redes sociales se estaría manejando de semejante manera?

¿Usted cree que si “el imperio” estuviera temblando, su presidente sería una de las personas más buscadas de la red?

“Apagón Televisa” fue un berrinche más de los twitteros mexicanos que se sienten más poderosos de lo que son, que siguen sin saber organizarse y que siguen sin saber hacer las cosas.

La idea era protestar ante la grave ofensa de Tercer grado dejando de ver Televisa el 30 de abril y el 1 de mayo.

¿Por qué el 30 de abril y el 1 de mayo y no otros días, un solo día, una semana, un mes o un año? ¡Quién sabe! Nomás porque sí.

¿Qué significa dejar de ver Televisa? ¿Dejar de ver sus canales? ¿Cuáles? ¿Los de televisión abierta o los de televisión de paga?

¿Eso incluye dejar de ir al Estadio Azteca, dejar de comprar sus revistas, apagarle a El Weso, tirar la antena de SKY y bajarse de Volaris?

¿Todo esto por lo de Tercer grado? ¡Pues qué fue eso tan terrible que se dijo en ese programa! Le voy a reproducir las frases:

“Hay una propaganda”, “el miedo pues es un arma tan poderosa y tan fatal como la violencia”, “alguien de mala fe hizo que entrara a las redes sociales” y “las redes sociales tienen una fuerza enorme aún para distribuir basura y no necesariamente bien organizada”. Punto.

¿Tanto escándalo por esto? ¡Por esto! Oiga pues qué intolerantes nuestras redes sociales, qué pocas ganas de debatir, qué poco sentido de la autocrítica.

Si realmente fueran tan inteligentes, tan maduras y tan democráticas como dicen, recibirían con buenos ojos esta clase de comentarios, reconocerían sus errores y los atenderían precisamente para no repetirlos.

Qué vergüenza que nuestros twitteros, en lugar de estar discutiendo otras cosas, estén perdiendo el tiempo con estos asuntos.

¿Me creería si le dijera que el día de ayer estaban promoviendo, como alternativa a “vivir sin Televisa”, que la gente se pusiera a tejer porque tejer es aprender a vivir “sin la caja idiota”?

Entonces ya la bronca no era contra Televisa, la bronca era contra toda la televisión y, pues qué pena tener que decirlo, pero no toda la televisión es mala.

Y tejer, aunque es una actividad que se merece todo nuestro respeto, tampoco es “La Opción”, ¿o sí? ¡Hasta parece chiste! ¡Qué anacrónicos!

¡Cuidado! Estamos convirtiendo a las redes sociales en redes de odio y así no vamos a llegar a ningún lado.

Es como cuando lo de Esteban Arce. Todo Twitter y Facebook fue y vino y se suponía que su poder era tan grande que iban a conseguir no sé cuántas cosas.

¿Y qué consiguieron? ¡Nada! Esteban Arce sigue tan contento al frente de Matutino Express y el tema de la homosexualidad ya hasta fue eliminado de los nuevos proyectos de Televisa como el remake de “El último matrimonio feliz”.

¿Ésa fue su gran conquista? ¡Felicidades! Sigan jugando al activismo.

¿Y qué me dice de la marcha a la que se convocó para protestar contra la manera como se humillaba a la mujer en el programa Guerra de chistes?

Sólo asistieron 16 personas y hoy por hoy Guerra de chistes no sólo es uno de los más grandes éxitos del canal Telehit, es un show de cabaret por el que la gente paga por ir a ver. ¡Bendita convocatoria!

¿Usted cree que el “Apagón Televisa” haya afectado los números del consorcio de Emilio Azcárraga?

¡Por supuesto que no! Para lo único que sirvió fue para alimentar el ego de dos o tres personas que se sienten dueñas de nuestras redes sociales y que están enseñando al público a utilizarlas para mentir, para crear pánico y difundir rencores. Sólo para eso. ¡Qué vergüenza!