Enlaces Patrocinados
Enlaces Patrocinados
Enlaces Patrocinados
Enlaces Patrocinados
Enlaces Patrocinados
Últimos temas
EL AMOR EN TIEMPO DE CRISIS
Página 1 de 1.
EL AMOR EN TIEMPO DE CRISIS
[Tienes que estar registrado y conectado para ver esa imagen]
El amor en los tiempos de crisis
Llevamos toda la vida en crisis. ¿Se
irá a acabar algún día? Cuando no es la violencia, es el desempleo;
cuando no es la influenza, es la recesión… Es una forma de vida
paranoica con interrogantes constantes.
Pero, ¿a qué crisis me
refiero?, ¿a la que vive el mundo?, ¿a la que vive el país?, ¿o a la que
yo en lo personal estoy viviendo?
Sucede que cuando
la crisis que viene de afuera –sea económica, social, de violencia, de
salud o de cualquier naturaleza–, ésta llega a mi país, a mi ciudad, a
mi hogar y, de pronto, “la crisis” se convierte en “mi crisis”.
Llevamos
y traemos el término con demasiada familiaridad, pero ¿sabemos lo que
significa?
La Real Academia Española no deja lugar a dudas
cuando define crisis: “Mutación importante en el desarrollo de procesos,
ya sea de orden físico, histórico o espiritual. Situación de un asunto o
proceso cuando está en duda su continuación, modificación o cese.
Momento decisivo de un asunto grave y de consecuencias importantes. Por
extensión, situación dificultosa o complicada”.
De ahí que una
crisis sea una situación de cambio, de la que cada quien hace su propia
interpretación. Puede haber una crisis mundial o nacional, pero sólo
cuando yo siento que algo está cambiando en mi persona, que algo pasa
dentro de mí, es que he traído esa crisis a mi vida. Es así como permito
que los problemas se conviertan en mis problemas y las crisis se
conviertan en mis crisis.
Es entonces cuando comienzan a
afectarme a mí, a mi matrimonio, a mi relación con los hijos, a mi
trabajo… Sucede una revolución en mi vida ante la que tengo que asumir
una responsabilidad. Nada logro con quejarme, criticar a los demás o
sentirme víctima. La única forma de saber si actué bien o mal cuando me
atraviesa el dolor, es una vez que logro salir de él.
La crisis
nos mueve, nos saca del lugar donde estamos acomodados, de nuestro
círculo de confort. Y, ¡cuidado con acomodarse en lo incómodo! Cuando
veo que algo está mal y trato de “acomodarme”, en realidad no soluciono
nada. Mejor hay que resolver, ¡hay que salir!
No es lo mismo una
crisis que un problema. ¿Se inundó mi casa? Ése es un problema. Una
crisis es una serie de problemas que no se han resuelto y que en un
momento dado se juntan y estallan. Pasa en el mundo, en el país, en mi
casa y en mi relación de persona a persona.
¿Recuerdas cuando
nos casamos para toda la vida? ¡Qué bonito, qué lindo! De pronto, ¿qué
sucede? ¿Se ha afectado el amor? No, lo que pasa es que se presenta una
serie de cambios a los que nos cuesta trabajo adaptarnos. La crisis de
afuera ya está hoy en mi casa.
Esto se aúna a que con los años
mi vieja está histérica y el señor cada vez está más insoportable. No
sé, hoy desde que amanecí como que me cae gordo el viejo. El hombre se
truena la cabeza para ver de dónde saca dinero, y yo ya no estoy a
gusto… Eso se junta con ¡el chamaco reprobado! y por supuesto, todo
repercute en los hijos.
¿Cómo afecta la crisis al amor?
Cuando
se encuentran en crisis, tanto el hombre como la mujer tienen miedo:
¿Qué va a pasar con nuestra relación?, ¿cómo va a afectar esta situación
mi relación con mis hijos?, ¿qué voy a hacer cuando esté viejita y
sola?, ¿qué va a ser de mis hijos en el futuro?
Cada vez
sentimos más temor de lo que puede llegar a suceder. Y un día
descubrimos que nos sentimos solos aun estando casados, con tres hijos,
padres, hermanos y mil amigos. Cuando estamos en crisis, nos invade un
profundo sentimiento de soledad.
La soledad es un sentimiento
que puede acompañarnos durante toda la vida, aun estando rodeados de
gente. ¡Y cuidado con los adolescentes si sienten solos la soledad!
Duele el alma y eso provoca ansiedad. ¿Has notado cuán contagiosa es
ésta? Ves a tu hijo y te preguntas dónde aprendió a ser tan ansioso. Hay
niños de 12 años que no pueden dormir por la noche. Es algo que se
transmite de una generación a otra, ya que vivimos inmersos en el estrés
y la angustia.
Cuando una crisis se presenta, oscilamos entre
sentimientos encontrados. La asociamos con los términos “peligro” y
“oportunidad”. Si bien es cierto que con el riesgo se presentan
oportunidades, esto es, coyunturas convenientes de tiempo y de lugar,
hay que estar dispuestos a detectarlas y aprovecharlas. Por el
contrario, en vez de eso, ¿qué solemos hacer ante una crisis? Nos la
pasamos transmitiendo mala vibra a los que amamos.
Es importante
darle un sentido real a la situación que estamos viviendo. Identificar
qué cosas sí podemos resolver. La ansiedad y la angustia no son otra
cosa que el miedo al futuro. ¿Lo podemos prever? ¿Lo podemos prevenir?
En ocasiones, el miedo ante un futuro incierto nos produce fantasías
catastróficas. La crisis es mala compañía para el corazón. Lo daña, lo
afecta.
Todos estamos ligados por vínculos que al romperse
rompen el amor. No es lo mismo amor que vínculo. Vínculo significa unión
o atadura de una persona con otra, mientras que amor significa
sentimiento que mueve a desear que la persona amada alcance lo que se
juzga su bien, a procurar que ese deseo se cumpla, y a gozar como bien
propio el hecho de saberlo cumplido. Lo cierto es que ni lo único que
une a las personas es el amor, ni el amor es suficiente a veces para
mantenerlas unidas.
Existe un vínculo diferente que nos une a
cada persona que amamos. Un papá, por ejemplo, tiene un vínculo distinto
con cada unos de sus hijos La pareja tiene sus propios vínculos. A
veces, esas fuerzas de atracción que nos acercan unos a otros flaquean
cuando se presentan las crisis. Se va perdiendo aquello que nos une,
como compartir actividades, la comunicación, el respeto, la buena
disposición, el buen modo, el sentido del humor. Este último, sobre todo
con los hijos (¿quién nos dijo a los papás y a las mamás que la
autoridad significa estar serios?).
Los pensamientos positivos
son vínculos. Los pensamientos negativos rompen vínculos. Cuántas veces
llego a la casa y encuentro malas caras, pero yo también vengo de malas.
El mal trato y la indiferencia friccionan. ¿Por qué al adolescente ni
se le ocurre contar nada en casa? ¿Por qué la hija ya no obedece? ¿Por
qué el marido llega a poner los ojos en otra mujer? ¿Por qué la mujer ya
no se arregla para el marido? ¡Porque se han roto los vínculos!
¿Hay
amor? Sí: todavía amo a mi esposo. ¡Claro que sí quiero a mis hijos!;
pero no hay lazos. Cuando la falta de lazos se torna insoportable, se
buscan en otros lados, aun cuando el amor entre las personas sea
profundo. ¿Por qué se hacen las cosas a escondidas si no es porque en
realidad no se quiere dañar al otro? Porque importa.
Los jóvenes
se sienten sin vínculos: sé que mamá me ama, pero no tenemos lazos que
nos unan, no hay trato ni comunicación. ¿Por qué existen las pandillas?
Si hubiera vínculos en casa los chicos no necesitarían buscar afuera
quién los acoja. Los vínculos son para el amor como el aire dentro de un
globo. El amor los envuelve, pero son los vínculos quienes lo mantienen
firme.
Tenemos que formar y cuidar nuestro vínculo con cada una
de las personas que amamos: pareja, hijos, padres, hermanos, amigos. Que
haya muchos lazos que lo alimenten y lo fortalezcan. Cuando dejamos que
las emociones negativas tomen el control, hacemos que los lazos
desaparezcan hasta que se rompe el vínculo. Entonces, aquella crisis que
vino del exterior como una bolita de nieve que se hizo gigante, entra
en el hogar y lo hace añicos.
¿Me la voy a pasar peleando con la
única persona que me puede dar la mano? Tengo que trabajar en mí, hoy es
tiempo de recuperarse. No es posible tener más enemigos y menos en
casa. Ya hay suficientes afuera. El asesino del amor no es el odio; es
la constante fricción, el pelear constantemente, lo que acaba con los
vínculos. Lo único que deseamos en la vida es paz, que es sinónimo de
felicidad. Cuando se llega al punto de la indiferencia, cuando puedo
decir que me siento tan mal que lo único que siento por ti es nada, ésa
es la muerte del amor. Es preferible pelear bien y rápido, pronto y
concreto, resolver y solucionar.
Lo mismo pasa con los hijos. La
fricción constante cansa y llega el momento en que ya ni les importa.
Se puede vivir bajo el mismo techo y aun así estar como a 100 kilómetros
de distancia unos de otros.
Cuando el amor lo hago vida, éste
actúa, nos mantiene vivos, conserva las relaciones entre la pareja, los
hijos, los padres… El amor verdadero va más allá de sentir bonito; es un
acto de voluntad, la vivencia de otro ser humano: Te quiero porque si
fueras otro no te querría. ¿Acaso cuando un hijo te sale moloncito, se
porta pésimo y tiene los pelos parados estarías dispuesto a cambiarlo
por otro? Claro que no, es a él a quien quieres, con defectos y todo.
¿Mi madre?, a veces me cae gorda, pero es mi madre.
¿Cómo revivir
el amor? ¿Cómo recuperar los vínculos?
No puedo hacer nada para
solucionar las crisis que ocurren en el mundo, pero puedo estar mejor
plantado en esta tierra. Puedo darle la mano a quien tengo a mi lado.
Puedo dejar la guerra para otro momento. Puedo mantener el contacto con
quienes amo:
Con la mirada: contacto visual directo.
Con el
tacto: tocar la mano, dar una palmadita, un abrazo, que el otro sienta
tu cercanía.
Con las palabras: “Tú puedes”, “Te quiero”, “Eres el
mejor”…
Hace falta ser humanos.
10 ideas prácticas para
que no se pierda el vínculo>
1. Escucha y da palabras de
aliento.
2. Deja tiempo para cultivar el vínculo.
Y dedica
esos momentos por entero a esa persona especial.
3. Contacto
físico.
4. Alimenta la relación con actos de servicio.
5.
Di ¡no! a las fantasías catastróficas.
Trata de vivir cada día su
propio afán. Si piensas que todo va a salir mal, va a salir mal.
6.
Trabaja en ti constantemente.
¿Por qué no me llevo bien con mi
hijo? ¿Por qué mi esposo no ve que me siento a disgusto? ¿Me la paso
culpando al otro? Cuando un dedo acusador señala, tres en mi contra
regresan.
7. Expresa tus sentimientos.
Pero no como reproche.
Si estás tenso, explica por qué. No enloquezcas a tus hijos ni a tu
pareja. Diles qué te pasa. No siempre vas a recibir la respuesta que
quisieras, pero no te casaste contigo. Si te casaras contigo, ¿te
aguantarías?
8. Sea cada uno el mejor amigo del otro.
Que sus
hijos sientan que están creando un ambiente mejor.
9. Compromiso
y aceptación.
El paquete venía con defectos, pero así lo acepto y lo
quiero.
10. Mantén la fe y la buena actitud.
Frente a la
crisis, reitera tu fe en Dios. Estamos tan involucrados en los problemas
del mundo, que hemos perdido la fe en nuestro cónyuge, en nuestros
hijos, en nuestros padres, en nuestros amigos, hasta en Dios. Cuando
alguien realmente tiene fe, es porque da por hecho que va a suceder un
milagro.
En tiempos de crisis el amor se puede quebrar. Pero en
tiempos de crisis también se puede restaurar. Si algo nos hace falta en
estos momentos es precisamente amor, en paz y tranquilidad.
Por
Maruca Serrano
[Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo]
El amor en los tiempos de crisis
Llevamos toda la vida en crisis. ¿Se
irá a acabar algún día? Cuando no es la violencia, es el desempleo;
cuando no es la influenza, es la recesión… Es una forma de vida
paranoica con interrogantes constantes.
Pero, ¿a qué crisis me
refiero?, ¿a la que vive el mundo?, ¿a la que vive el país?, ¿o a la que
yo en lo personal estoy viviendo?
Sucede que cuando
la crisis que viene de afuera –sea económica, social, de violencia, de
salud o de cualquier naturaleza–, ésta llega a mi país, a mi ciudad, a
mi hogar y, de pronto, “la crisis” se convierte en “mi crisis”.
Llevamos
y traemos el término con demasiada familiaridad, pero ¿sabemos lo que
significa?
La Real Academia Española no deja lugar a dudas
cuando define crisis: “Mutación importante en el desarrollo de procesos,
ya sea de orden físico, histórico o espiritual. Situación de un asunto o
proceso cuando está en duda su continuación, modificación o cese.
Momento decisivo de un asunto grave y de consecuencias importantes. Por
extensión, situación dificultosa o complicada”.
De ahí que una
crisis sea una situación de cambio, de la que cada quien hace su propia
interpretación. Puede haber una crisis mundial o nacional, pero sólo
cuando yo siento que algo está cambiando en mi persona, que algo pasa
dentro de mí, es que he traído esa crisis a mi vida. Es así como permito
que los problemas se conviertan en mis problemas y las crisis se
conviertan en mis crisis.
Es entonces cuando comienzan a
afectarme a mí, a mi matrimonio, a mi relación con los hijos, a mi
trabajo… Sucede una revolución en mi vida ante la que tengo que asumir
una responsabilidad. Nada logro con quejarme, criticar a los demás o
sentirme víctima. La única forma de saber si actué bien o mal cuando me
atraviesa el dolor, es una vez que logro salir de él.
La crisis
nos mueve, nos saca del lugar donde estamos acomodados, de nuestro
círculo de confort. Y, ¡cuidado con acomodarse en lo incómodo! Cuando
veo que algo está mal y trato de “acomodarme”, en realidad no soluciono
nada. Mejor hay que resolver, ¡hay que salir!
No es lo mismo una
crisis que un problema. ¿Se inundó mi casa? Ése es un problema. Una
crisis es una serie de problemas que no se han resuelto y que en un
momento dado se juntan y estallan. Pasa en el mundo, en el país, en mi
casa y en mi relación de persona a persona.
¿Recuerdas cuando
nos casamos para toda la vida? ¡Qué bonito, qué lindo! De pronto, ¿qué
sucede? ¿Se ha afectado el amor? No, lo que pasa es que se presenta una
serie de cambios a los que nos cuesta trabajo adaptarnos. La crisis de
afuera ya está hoy en mi casa.
Esto se aúna a que con los años
mi vieja está histérica y el señor cada vez está más insoportable. No
sé, hoy desde que amanecí como que me cae gordo el viejo. El hombre se
truena la cabeza para ver de dónde saca dinero, y yo ya no estoy a
gusto… Eso se junta con ¡el chamaco reprobado! y por supuesto, todo
repercute en los hijos.
¿Cómo afecta la crisis al amor?
Cuando
se encuentran en crisis, tanto el hombre como la mujer tienen miedo:
¿Qué va a pasar con nuestra relación?, ¿cómo va a afectar esta situación
mi relación con mis hijos?, ¿qué voy a hacer cuando esté viejita y
sola?, ¿qué va a ser de mis hijos en el futuro?
Cada vez
sentimos más temor de lo que puede llegar a suceder. Y un día
descubrimos que nos sentimos solos aun estando casados, con tres hijos,
padres, hermanos y mil amigos. Cuando estamos en crisis, nos invade un
profundo sentimiento de soledad.
La soledad es un sentimiento
que puede acompañarnos durante toda la vida, aun estando rodeados de
gente. ¡Y cuidado con los adolescentes si sienten solos la soledad!
Duele el alma y eso provoca ansiedad. ¿Has notado cuán contagiosa es
ésta? Ves a tu hijo y te preguntas dónde aprendió a ser tan ansioso. Hay
niños de 12 años que no pueden dormir por la noche. Es algo que se
transmite de una generación a otra, ya que vivimos inmersos en el estrés
y la angustia.
Cuando una crisis se presenta, oscilamos entre
sentimientos encontrados. La asociamos con los términos “peligro” y
“oportunidad”. Si bien es cierto que con el riesgo se presentan
oportunidades, esto es, coyunturas convenientes de tiempo y de lugar,
hay que estar dispuestos a detectarlas y aprovecharlas. Por el
contrario, en vez de eso, ¿qué solemos hacer ante una crisis? Nos la
pasamos transmitiendo mala vibra a los que amamos.
Es importante
darle un sentido real a la situación que estamos viviendo. Identificar
qué cosas sí podemos resolver. La ansiedad y la angustia no son otra
cosa que el miedo al futuro. ¿Lo podemos prever? ¿Lo podemos prevenir?
En ocasiones, el miedo ante un futuro incierto nos produce fantasías
catastróficas. La crisis es mala compañía para el corazón. Lo daña, lo
afecta.
Todos estamos ligados por vínculos que al romperse
rompen el amor. No es lo mismo amor que vínculo. Vínculo significa unión
o atadura de una persona con otra, mientras que amor significa
sentimiento que mueve a desear que la persona amada alcance lo que se
juzga su bien, a procurar que ese deseo se cumpla, y a gozar como bien
propio el hecho de saberlo cumplido. Lo cierto es que ni lo único que
une a las personas es el amor, ni el amor es suficiente a veces para
mantenerlas unidas.
Existe un vínculo diferente que nos une a
cada persona que amamos. Un papá, por ejemplo, tiene un vínculo distinto
con cada unos de sus hijos La pareja tiene sus propios vínculos. A
veces, esas fuerzas de atracción que nos acercan unos a otros flaquean
cuando se presentan las crisis. Se va perdiendo aquello que nos une,
como compartir actividades, la comunicación, el respeto, la buena
disposición, el buen modo, el sentido del humor. Este último, sobre todo
con los hijos (¿quién nos dijo a los papás y a las mamás que la
autoridad significa estar serios?).
Los pensamientos positivos
son vínculos. Los pensamientos negativos rompen vínculos. Cuántas veces
llego a la casa y encuentro malas caras, pero yo también vengo de malas.
El mal trato y la indiferencia friccionan. ¿Por qué al adolescente ni
se le ocurre contar nada en casa? ¿Por qué la hija ya no obedece? ¿Por
qué el marido llega a poner los ojos en otra mujer? ¿Por qué la mujer ya
no se arregla para el marido? ¡Porque se han roto los vínculos!
¿Hay
amor? Sí: todavía amo a mi esposo. ¡Claro que sí quiero a mis hijos!;
pero no hay lazos. Cuando la falta de lazos se torna insoportable, se
buscan en otros lados, aun cuando el amor entre las personas sea
profundo. ¿Por qué se hacen las cosas a escondidas si no es porque en
realidad no se quiere dañar al otro? Porque importa.
Los jóvenes
se sienten sin vínculos: sé que mamá me ama, pero no tenemos lazos que
nos unan, no hay trato ni comunicación. ¿Por qué existen las pandillas?
Si hubiera vínculos en casa los chicos no necesitarían buscar afuera
quién los acoja. Los vínculos son para el amor como el aire dentro de un
globo. El amor los envuelve, pero son los vínculos quienes lo mantienen
firme.
Tenemos que formar y cuidar nuestro vínculo con cada una
de las personas que amamos: pareja, hijos, padres, hermanos, amigos. Que
haya muchos lazos que lo alimenten y lo fortalezcan. Cuando dejamos que
las emociones negativas tomen el control, hacemos que los lazos
desaparezcan hasta que se rompe el vínculo. Entonces, aquella crisis que
vino del exterior como una bolita de nieve que se hizo gigante, entra
en el hogar y lo hace añicos.
¿Me la voy a pasar peleando con la
única persona que me puede dar la mano? Tengo que trabajar en mí, hoy es
tiempo de recuperarse. No es posible tener más enemigos y menos en
casa. Ya hay suficientes afuera. El asesino del amor no es el odio; es
la constante fricción, el pelear constantemente, lo que acaba con los
vínculos. Lo único que deseamos en la vida es paz, que es sinónimo de
felicidad. Cuando se llega al punto de la indiferencia, cuando puedo
decir que me siento tan mal que lo único que siento por ti es nada, ésa
es la muerte del amor. Es preferible pelear bien y rápido, pronto y
concreto, resolver y solucionar.
Lo mismo pasa con los hijos. La
fricción constante cansa y llega el momento en que ya ni les importa.
Se puede vivir bajo el mismo techo y aun así estar como a 100 kilómetros
de distancia unos de otros.
Cuando el amor lo hago vida, éste
actúa, nos mantiene vivos, conserva las relaciones entre la pareja, los
hijos, los padres… El amor verdadero va más allá de sentir bonito; es un
acto de voluntad, la vivencia de otro ser humano: Te quiero porque si
fueras otro no te querría. ¿Acaso cuando un hijo te sale moloncito, se
porta pésimo y tiene los pelos parados estarías dispuesto a cambiarlo
por otro? Claro que no, es a él a quien quieres, con defectos y todo.
¿Mi madre?, a veces me cae gorda, pero es mi madre.
¿Cómo revivir
el amor? ¿Cómo recuperar los vínculos?
No puedo hacer nada para
solucionar las crisis que ocurren en el mundo, pero puedo estar mejor
plantado en esta tierra. Puedo darle la mano a quien tengo a mi lado.
Puedo dejar la guerra para otro momento. Puedo mantener el contacto con
quienes amo:
Con la mirada: contacto visual directo.
Con el
tacto: tocar la mano, dar una palmadita, un abrazo, que el otro sienta
tu cercanía.
Con las palabras: “Tú puedes”, “Te quiero”, “Eres el
mejor”…
Hace falta ser humanos.
10 ideas prácticas para
que no se pierda el vínculo>
1. Escucha y da palabras de
aliento.
2. Deja tiempo para cultivar el vínculo.
Y dedica
esos momentos por entero a esa persona especial.
3. Contacto
físico.
4. Alimenta la relación con actos de servicio.
5.
Di ¡no! a las fantasías catastróficas.
Trata de vivir cada día su
propio afán. Si piensas que todo va a salir mal, va a salir mal.
6.
Trabaja en ti constantemente.
¿Por qué no me llevo bien con mi
hijo? ¿Por qué mi esposo no ve que me siento a disgusto? ¿Me la paso
culpando al otro? Cuando un dedo acusador señala, tres en mi contra
regresan.
7. Expresa tus sentimientos.
Pero no como reproche.
Si estás tenso, explica por qué. No enloquezcas a tus hijos ni a tu
pareja. Diles qué te pasa. No siempre vas a recibir la respuesta que
quisieras, pero no te casaste contigo. Si te casaras contigo, ¿te
aguantarías?
8. Sea cada uno el mejor amigo del otro.
Que sus
hijos sientan que están creando un ambiente mejor.
9. Compromiso
y aceptación.
El paquete venía con defectos, pero así lo acepto y lo
quiero.
10. Mantén la fe y la buena actitud.
Frente a la
crisis, reitera tu fe en Dios. Estamos tan involucrados en los problemas
del mundo, que hemos perdido la fe en nuestro cónyuge, en nuestros
hijos, en nuestros padres, en nuestros amigos, hasta en Dios. Cuando
alguien realmente tiene fe, es porque da por hecho que va a suceder un
milagro.
En tiempos de crisis el amor se puede quebrar. Pero en
tiempos de crisis también se puede restaurar. Si algo nos hace falta en
estos momentos es precisamente amor, en paz y tranquilidad.
Por
Maruca Serrano
[Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo]
Venus- VIP
-
65
1386
Temas similares
» Indios Norteamericanos= Amor a la Naturaleza=Amor a mi mismo
» DESCUBRE NUEVAS OPORTUNIDADES, no todo en la vida son deudas.
» Europa y FMI contra la Crisis Financiera
» GASTOS EN EPOCA DE CRISIS
» HOROSCOPO PARA LA CRISIS/
» DESCUBRE NUEVAS OPORTUNIDADES, no todo en la vida son deudas.
» Europa y FMI contra la Crisis Financiera
» GASTOS EN EPOCA DE CRISIS
» HOROSCOPO PARA LA CRISIS/
Página 1 de 1.
Permisos de este foro:
No puedes responder a temas en este foro.
Hoy a las 3:26 por Toño85
» DEUDA MONEYMAN
Ayer a las 21:07 por loybeth
» Amigo, Amex y 800k de Deuda: ¿Cómo Salgo de Este Lío?
Ayer a las 18:20 por GarciaMore
» Carta Cobranza AMEX SERTEC
Ayer a las 18:13 por GarciaMore
» Deuda con BBVA (préstamo personal)
Ayer a las 13:34 por Alex Tremo
» DEUDA CON DIDI PRESTAMOS
Ayer a las 11:32 por AveFenix2930
» Solicitud de Orientación en credito nomina BBVA
Ayer a las 9:33 por ChavadorH
» Le debo 130,000 a "yo te presto"
Ayer a las 9:02 por Lanaflocha
» PROBLEMA DE PAGO DE DEUDAS
Ayer a las 7:35 por FeiXao
» TDC BANORTE PARTE 2
Ayer a las 0:57 por Toño85
» FINANCIERA MONTE DE PIEDAD
Mar 19 Nov 2024 - 15:48 por any1589
» Kueski
Mar 19 Nov 2024 - 15:16 por FeiXao
» PRESTAMO BANORTE
Mar 19 Nov 2024 - 10:00 por Fabiola Denisse
» Venta de deudas
Mar 19 Nov 2024 - 7:43 por Alan2351
» DEUDAS SANTANDER, INBURSA, BBVA, CITIBANAMEX, HSBC
Mar 19 Nov 2024 - 0:07 por VIRI199023
» Tengo una deuda que no he podido saldar.
Lun 18 Nov 2024 - 19:24 por hey_soff
» Deuda con Mexicash
Lun 18 Nov 2024 - 16:48 por Toño85
» notificacion de embargo
Lun 18 Nov 2024 - 16:33 por Warrior07
» Deuda con Dineria -EMPLAZAMIENTO POR FRAUDE- AYUDA
Lun 18 Nov 2024 - 8:21 por valdo666
» Deuda de préstamo seguro app que amenaza con fotos de calidad dudosa
Lun 18 Nov 2024 - 8:15 por valdo666
» Proceso de Mediacion
Dom 17 Nov 2024 - 23:40 por millhouse
» Credito Personal Santander
Dom 17 Nov 2024 - 22:38 por VIRI199023
» Deuda en Santander, crédito personal y TDC
Dom 17 Nov 2024 - 22:27 por VIRI199023
» DEUDA CON TDC SANTANDER, HSBC TDC Y PRÉSTAMO, BANAMEX
Dom 17 Nov 2024 - 22:05 por VIRI199023
» Préstamo Tarjeta Oro Banco Azteca
Dom 17 Nov 2024 - 15:30 por DavLzo18