ABUSAN DE DEUDORES DESPACHOS DE COBRANZA.

Abusan de deudores despachos de cobranza

Martín Coronado
El Diario | 05-04-2010 | 01:34 | Local

En la casa de Guillermo, el teléfono ya no se contesta, a menos que sea un número conocido; Francisca, de 62 años, vive bajo la amenaza de que van a meter a la cárcel a su hija, por una deuda de 9 mil pesos; “Diana” dejó de responder el auricular en su trabajo porque las constantes llamadas de un despacho de cobranza le están afectando en sus relaciones laborales, su estado anímico y en su productividad.

Los despachos de cobranza han llegado a insultarlos, a llamar a las 3 de la mañana y hasta los han amenazado con quitarles la casa, o con enviar un equipo de perifoneo para que sus vecinos se enteren de que son mala paga.

Con el crecimiento de los retrasos en los adeudos, estos despachos que se encargan de comprar la deuda que los bancos ya no quieren, han incrementado el nivel de hostigamiento en los cobros a fin de recuperar lo que invirtieron.


Según la Comisión Nacional para la Protección y Defensa de los Usuarios de los Servicios Financieros (Condusef), el número de quejas por cobros abusivos ha crecido, aunque no es un factor medible porque el reporte de abuso siempre viene acompañado de la necesidad de reestructurar el adeudo.

Jorge del Valle Cosío, delegado de la dependencia en esta ciudad, dijo que el problema llega a generar un gran nivel de estrés en las personas con retrasos en las deudas, al grado que dejan de contestar el teléfono
y en casos extremos hasta se cambian de domicilio por el miedo a que lleguen a embargarlos.

Añadió que generalmente son personas que han perdido el empleo, o cuyo nivel de ingresos ha bajado considerablemente, o que se sobreendeudaron y ahora no pueden salir de su estado de deuda.

Del Valle Cosío agregó que los despachos no tienen derecho a hostigar de esa manera a los deudores, y que siempre hay forma de defenderse de estas prácticas abusivas.

Además advirtió que no pueden hacer prácticamente nada contra los deudores, pues rara vez los adeudos tienen una garantía de pago, y llevarlos a un juicio mercantil implica para los despachos gastar más dinero y
tiempo de lo que pudieran recuperar.

“No contestes”

En la casa de Guillermo se ve una situación común: el teléfono suena y su hija adolescente se asoma al identificador: “son los del banco”, dice Priscila mientras se voltea indiferente al ver el número con clave lada de la ciudad de México.

Guillermo fue liquidado desde enero de 2008 de una maquiladora automotriz de la ciudad, y duró casi dos años desempleado.

Ahora tiene un empleo como maestro, pero su nivel de ingresos es mucho menor, así que el impago de esos dos años, más el bajo salario, lo tiene en una situación financiera difícil.

“Sobrevivimos con los ahorros, pero cuando se acabaron dejamos de pagar las deudas”, comentó.

“Ahora hablan de los despachos de cobranza a casi cualquier hora, en la madrugada, en la noche… a todas horas, y no sé cómo hicieron pero consiguieron hasta el celular que traía antes, por eso lo cambié”, comentó.

Añadió que la cobranza es algo natural y entendible, pero lo que no es justificable es la forma en la que cobran.

“Me ha pasado de todo, hablan con su voz como de chilangos y luego te amenazan que ten van a embargar, y luego que te van a quitar la televisión o lo que compraste, te dicen mala paga… una vez me tocó que a mi hija le dijeron que su papá era un ladrón porque no pagaba lo que debía”, dijo.

“Lo peor fue una vez que me dijeron que me iban a mandar a un equipo de perifoneo para que se pusiera afuera de mi casa gritando a los cuatro vientos que en esa casa éramos mala paga…menos mal que ya no vivimos en esa casa”, dijo.

En situación similar se encuentra “Diana” quien pidió ni siquiera se usara su nombre real. Ella recibió una tarjeta de una tienda departamental, y la usó sin dudar.

“Lo malo es que el pago mínimo es casi sólo los intereses, y eso no te lo dicen cuando te envían la tarjeta, entonces yo compré algunas cosas y pagaba sólo el mínimo y ya, pero no salía de esa deuda”, añadió.

“Entonces una vez me enojé y dejé de pagar y así pasaron como tres meses, hasta que empezaron a hablarme con una cuenta mucho más grande, y ya no sólo a mi casa sino al trabajo”, dijo.

“Se llegó a dar que me hablaban cada diez minutos aquí a mi trabajo, hasta que decidimos que yo ya no iba a contestar, porque no me dejaban trabajar”, comentó.

Francisca, de 62 años, también dejó de contestar el teléfono. “Hablan todo el día, primero sí eran muy amables, pero ahora no… me dicen que mi hija es una mala paga y que la van a meter a la cárcel y eso a mí me preocupa mucho”, dijo.


“Yo ya les dije
que mi hija no vive
aquí y les di el teléfono de su casa, pero
siguen hablando, y me dicen
que le diga que pague, y hasta me dan
las cuentas de lo que les debe… yo
he hablado con mi hija pero ella
me dice que ya les pagó… yo les digo,
pero ni así me dejan de
molestar”, comentó.


Culpa compartida


El delegado de la Condusef en Juárez
explicó que el
problema de sobreendeudamiento en todo el país se dio por
la caída
en el nivel del empleo, y por los créditos que bancos y
tiendas
otorgaron irresponsablemente durante el periodo de auge
económico,
es decir entre 2006 y 2008.


Dijo que
muchas instituciones prestaron
a las personas más de lo que podían
pagar, sin considerar que estaban
incurriendo en un riesgo de
impago.


A partir de esto, añadió, se gestó
el
crecimiento de la cartera vencida en bancos y tiendas, que se
entiende
como todos aquellos créditos con más de tres meses de
incumplimiento en
los pagos.


Al llegar
la crisis, explicó Del Valle
Cosío, el desempleo empezó a provocar
que la cartera vencida del crédito
al consumo –tiendas y tarjetas de
crédito, básicamente– se elevara a
niveles preocupantes, aunque no
superiores a lo que ocurrió en la crisis
del 2000.



Un reporte del Banco de México indica
que la cartera
vencida en crédito al consumo creció desde 3 mil millones
de pesos
en diciembre de 2003 hasta un punto máximo de 40 mil millones
de
pesos en junio de 2009.


El delegado de
Condusef dijo que
gracias a las reestructuraciones de créditos y a
que la gente ha tratado
de deshacerse de sus deudas, los débitos
retrasados en el país se han
reducido hasta llegar a los 26 mil
millones de pesos para enero de 2010.



El
crecimiento de la cartera vencida se
repite en otros sectores del
crédito, como el de bienes de consumo
duradero, que pasó de mil 500
millones de pesos en diciembre de 2003 a 2
mil 400 millones de pesos
en enero pasado.


En el hipotecario, la
variación en el
mismo periodo fue de 3 mil millones en diciembre de
2004 a 15 mil
millones de pesos en enero de 2010.


Jugoso
negocio


Este repunte en la cartera
vencida hizo
que los despachos de cobranza se convirtieran en un
jugoso negocio.



El delegado de la
Condusef explicó que
el Banco de México obliga a los bancos a
respaldar toda su cartera
vencida.


Eso
significa que si un banco tiene una
cartera vencida de 100 millones
de pesos, debe tener esa misma cantidad
en garantía.


Esta situación, explicó el delegado de
la Condusef,
obliga a los bancos e instituciones financieras a vender la
cartera
vencida.


Del Valle Cosío explicó que los
despachos
pagan a los bancos mil pesos por una deuda de tres mil pesos,
por
ejemplo, y luego empiezan a cobrarle a los deudores.


Añadió
que por eso los despachos
hostigan a los deudores, porque deben a
cualquier costa recuperar la
inversión que hicieron al pagarle a los
bancos determinada cartera
vencida.


Añadió
que los deudores pueden sacar
cierta ventaja al negociar con los
despachos, pues el valor real de su
deuda se ha reducido.


El delegado de la Condusef advirtió que
desde que la
deuda es vendida a un despacho de cobranza, el usuario del
servicio
financiero tiene una marca negativa en el buró de crédito.



Amenazas
sin sustento


Según Guillermo y “Diana”, los
despachos los han
amenazado en varias ocasiones con embargar su casa.



El delegado de Condusef fue enfático en
que la gente
no debe amedrentarse, pues para un embargo el despacho
debe promover
un largo y costoso juicio mercantil, que generalmente no
es
costeable, salvo en casos en donde la garantía son bienes duraderos
como
casas y autos.


Pero si el deudor no dio
las escrituras
o la factura del auto o de la casa en garantía, no
existe riesgo alguno
de que le quiten algo.


Otro
caso en el que se puede hacer un
embargo es cuando la mercancía
adquirida –como un refrigerador o una
televisión– quedan como
garantía de la compra, según explicó.


Fuera
de eso, el despacho de cobranza
no puede hacer nada.


El delegado de la Condusef dijo que
para recuperar su
dinero, los despachos han llegado a cometer un delito
que es
usurpación de funciones, haciéndose pasar por alguna autoridad
oficial.


Añadió que se han dado casos en los que
se le da
cárcel a algún empleado de este tipo de despachos.


Dijo
que las personas que están siendo
hostigadas por estos despachos de
cobranza tienen forma de defenderse.



Explicó
que los bancos e instituciones
financieras –como las que permiten
que las tiendas vendan a crédito–
ahora están pasando su cartera
vencida sólo a despachos que se
comprometen a cumplir con un código
de ética.


Dicho código se encuentra en la
página
de la Condusef, y señala que los despachos sólo podrán hacer
llamadas
entre las 6 de la mañana y las 11 de la noche, no pueden
hablar con
menores ni personas mayores y tampoco pueden insultar a
los deudores.



La cobranza, dijo Del
Valle Cosío, debe
limitarse a informar sobre el adeudo y a tratar de
obtener una fecha de
pago, pero sin llegar a insultar ni a
presionar a los deudores.


Cualquier
persona que vea una violación
a estos preceptos, puede poner la
queja ante la Condusef directamente
en la página [Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo]
en donde hay un buzón para este tipo
de reclamos.



Esos reportes son entregados
inmediatamente a los
bancos, y lo que ellos hacen es que con base en el
análisis de los
casos pueden dejar de vender cartera vencida a dichos
despachos, o
bien pueden pedir que se despida a cualquier elemento de
los mismos
que no se acoja al código de ética.


Reventa
de cartera


Del Valle Cosío
advirtió que un nuevo
problema se está dando, pues los despachos que
no pueden recuperar
cierta cartera vencida, la venden más adelante a
otros despachos, que no
necesariamente se apegan al código de
ética.


Pero en este caso, comentó, es más
probable
que se pueda negociar un pago más pequeño, pues entre más veces
se
ha vendido una deuda, menos valor tiene.


Si
bien, estos despachos poco pueden
hacer a un deudor, Del Valle
Cosío señalo que es importante pagar lo más
rápido posible las
deudas.


Explicó que entre más personas no
paguen
sus deudas, o se tarden para hacerlo, el crédito que ofrecen las
tiendas
y bancos será más caro.


Añadió que en el
caso de las tarjetas
de crédito y otros instrumentos, la cartera
vencida es un factor clave a
la hora de calcular las tasas, pues el
dinero que los usuarios no pagan
tiene que ser absorbido por todos
los demás contratantes de un
préstamo, es decir, entre más morosos
existan, más caro será el
financiamiento.


Recomendó
a los deudores hostigados
relajarse, pues el despacho generalmente
no puede hacer más que cobrar.



Insistió
en que si las prácticas de
cobro son fuera del marco ético, hay que
anotar el nombre del despacho,
el nombre del cobrador y la hora.


Con esos datos, el deudor deberá poner
su denuncia en
la página de la Condusef, o buscar asesoría en la
dependencia, que
en el caso de esta ciudad se encuentra en plaza
Galerías Tec, en
avenida Tecnológico 1770 esquina con Rubén Posada
Pompa, local A-14.
Los teléfonos son 623 3961 y 623 3449