UN INFONAVIT AGIOTISTA /debate.

Créditos impagables, cobros de mensualidades que dejan al trabajador con menos de la mitad de su salario, intereses que empiezan a alcanzar a los bancarios y los constantes desalojos de familias de sus viviendas, están llevando al Infonavit a perder totalmente el sentido social para el que fue creado.

La presión que ejerce ese instituto a familias que han caído por desgracia en cartera vencida, mantiene en la incertidumbre a cientos de ellas, que ven con impotencia cómo se les escapa el patrimonio que empezaron a forjar para sus hijos.

Líderes sociales coinciden en que Infonavit se encuentra tranformada en una empresa usurera, que obliga a los trabajadores supuestamente beneficiados con créditos, a pagar una vivienda que con el paso del tiempo dobla el precio inicialmente contratado. Esto, por donde quiera que se vea, es agiotismo puro.

Quienes sufren más los embates de ese organismo, son aquellos trabajadores que corrieron con el infortunio de haber perdido el empleo. Con estos, el Infonavit es más incisivo. Con ellos descarga todo el peso que le otorga la ley para despojarlos de su vivienda, que luego entregan al mejor postor.

Aquí no se valen acuerdos. Aquí, lo que quiere el instituto es recuperar cartera vencida, aún pasando por encima de la función social por la cual fue fundado.

Hay insensibilidad por parte del Infonavit, quien prefirió vender a empresas extranjeras las carteras vencidas a precios irrisorios, que llegar a algún acuerdo que permitiera al trabajador conservar su vivienda.

Infonavit pues, se ha dedicado a despojar de sus modestos bienes a cientos de familias que ven cómo se esfuma así el sueño de contar con una vivienda digna.

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DESALOJO DEL HOGAR.

Un compromiso debe cumplirse, y más cuando es un adeudo. Pero la situación nacional y mundial son inclementes, y dificultan en ocasiones a la gente cumplir con ello.

Despidos multitudinarios, pocos ingresos, alzas constantes a los productos básicos y a los energéticos. Los ciudadanos tienen que dar prioridad al menos a los alimentos.

Cuando se arrastra un financiamiento de una vivienda resulta doloroso no poder pagar, porque saben lo que está en juego. El hogar, el sitio donde uno idealiza vivir y formar una familia. Pero la situación crítica ha hecho que miles no puedan seguir con sus pagos ante el Infonavit, y éste, olvidándose del espíritu para el que fue creado, se ha convertido en una banca más, un negocio más, que antes que apoyar a los mexicanos, le interesa lucrar.

La misma diputada federal, Laura Castillo, lo acusa. El Infonavit vendió su cartera vencida a dos empresas transnacionales para que ellos se encarguen de los cobros. Por ello, la cantidad de desalojos de deudores se ha vuelto exponencial, y parece no tener freno.

Ya la senadora Margarita Villaescusa, había adelantado que están buscando analizar la situación y hacer ajustes. La legisladora Castillo, va más allá. Han enviado a instancias mundiales para que apoyen e impulsar iniciativas que permitan acabar con esta injusticia que se comete.

Y es que seguramente muchos de los casos no es que la gente no quiera pagar, es que simplemente no puede, y los nubarrones anuncian una nueva crisis, ¿entonces qué va a pasar? ¿Todos los derechohabientes serán arrojados a la calle por no tener empleo o dinero, cuando el clima económico ha sido generado por los mismos malos manejos del gobierno?

Habrá que esperar a que se llegue a soluciones adecuadas, antes de que sea demasiado tarde.


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